Y con este artículo, ahora sí, cierro una etapa para dar paso a un blog más dinámico donde daré cuenta de las actividades que hacemos mi hija y yo en el día a día. No digo que nunca más vaya a publicar un artículo de opinión, reflexión o similar, pero en general discurriré más acerca de educación que de crianza. Ha llegado un momento en que parece que siempre digo lo mismo, y no quisiera hacerme pesada...
Para despedir este bloque, dejadme expresar, a modo de resumen, algunas de las ideas que me vienen a la cabeza cuando pienso que somos minoría los que criamos con respeto y apego.
Una conocida que tiene dos hijos me comentaba hoy cómo con su primer hijo, que ahora tiene 4 años, llevó a cabo una crianza más bien convencional y no tenía buena relación con él. Al nacer su segundo hijo, su manera de entender la crianza cambió y se volvió mucho más respetuosa, cambios que aplicó, como es natural a su relación con el hijo mayor y su relación, dice, también mejoró. Ahora se entienden muy bien. Yo le he preguntado qué es lo que le hizo cambiar de perspectiva y su respuesta ha sido rotunda: tener tiempo.
Y sí, me parece que tener tiempo es algo esencial para criar a hijos sanos, llevando a cabo una relación saludable y respetuosa. Y precisamente, tiempo es lo que generalmente nos falta en nuestra sociedad y época.
Por falta de tiempo, multitud de bebés van a la guardería a una edad demasiada temprana y pasan en ellas demasiado tiempo. Por falta de tiempo, la introducción de alimentos y el destete se hacen a una edad demasiado temprana y de maneras no respetuosas. Por falta de tiempo, se ignoran necesidades vitales del bebé como la fusión emocional con uno de sus cuidadores. Y así podríamos seguir haciendo una lista.
El pez se muerde la cola porque para que el bebé pueda quedarse con alguien que no es la madre, deberá dejar de tomar pecho -si es que tomaba, claro-; en vez de alimentos sólidos, para los cuales los bebés humanos están preparados tomará papillas y triturados por mor de la falta de tiempo (a parte de por miedos varios). Por falta de tiempo, en definitiva, el bebé queda arrojado fuera de la fusión con la madre y expuesto, quien sabe, a situaciones en que no se respetan su naturaleza e individualidad.
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