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domingo, 14 de agosto de 2011

Niño bueno, niño malo

Con frecuencia, por desgracia con demasiada frecuencia me comentan qué bien que se porta mi hija.
"¿Es buena, verdad?" me dicen; o "¿se porta muy bien, verdad?"
 Mi cara de "pócker" al oir estas frases supongo que pasa desapercibida, al igual que el hecho que nunca corroboro la frase sino que le doy la vuelta sutilmente y digo "bueno, casi siempre está contenta".
En realidad no creo que haya niños buenos y malos, ni que haya quien tiene suerte de que le haya salido bueno, etc. No comparto la idea de que por llorar un bebé sea malo. De hecho, al plantearlo así vemos claramente que eso suena aberrante. Los bebés son seres pequeñitos con necesidades y sin más lenguaje que el llanto, la sonrisa, las expresiones del malestar o bienestar.
Desde que nació, cuando mi hija llora intento comprender a qué se debe, lo intento solucionar, la consuelo. A medida que ha ido creciendo se nota como la seguridad de que su malestar encontrará consuelo ha aumentado de manera que si se despierta, por ejemplo, y no hay nadie a su lado, se queda tranquilamente esperando a que vaya a verla. Valga decir que esto ocurre muy pocas veces, casi siempre estoy a su lado cuando abre los ojos.
Mi experiencia me ha enseñado que atender a las necesidades del bebé en los primeros meses es una inversión muy grande para la posterior tranquilidad del bebé.
¿Bebés buenos y bebés malos? No lo creo... más bien me parecería que hay bebés a quienes se ha intentado comprender y bebés incomprendidos.