Hace tan sólo dos meses, aproximadamente, que mi hija come sólidos pero en este tiempo he podido observar que los bebés son perfectamente capaces de comer comida sin triturar, a pesar de no tener ni un diente. Cabe imaginar que los bebés de los primitivos no comían papillas. Es más, si leemos novelas históricas o estudios antropológicos de la época, lo constatamos.
Mi hija, como otros niños que han tomado pecho hasta pasar a tener interés genuino por la comida, no tenía interés en comer una pasta de color uniforme mientras los demás comíamos platos de trozos de colores y texturas diferentes. De hecho, al principio empezamos ofreciéndole plátano entero, que ella mordía con las encías y comía a su ritmo. Como que en todo momento siguió mamando, podíamos estar tranquilos de que comía tanto como necesitaba de manera que a los siete meses y medio empezó a comer pan y trocitos de otras frutas y verduras hervidas. Siempre a su ritmo y apetito.
Uno de los mayores obstáculo que mucha gente encuentra a que los bebés coman trocitos es el miedo "a que se atraganten". Si damos una oportunidad al instinto, no obstante, si el miedo no nos lo impide, podremos observar que la capacidad de escupir aquello que es demasiado grande para tragar en los bebés es enorme.
Por lo demás, que toda la familia coma lo mismo, con ligeras variaciones es mucho más cómodo que estar hirviendo y triturando comida a parte.
Personalmente estoy muy contenta de haberlo podido hacer así. Sin miedo, observando y respetando la inclinación de mi hija hacia unos alimentos y el rechazo de otros. Mi creencia es que este transito tranquilo y placentero hacia los alimentos sólidos facilitará una relación saludable con la comida a lo largo de su vida. Nadie, mejor que el propio bebé, sabe cuanta comida necesita. Y si se conserva la lactancia materna, la tranquilidad al introducir alimentos puede ser total. Y la tranquilidad es algo que para la crianza de un bebé siempre se agradece de todas partes.
M'ha encantat el que has escrit, Laura. Realment ens hem allunyat molt de l'instint que tot ens ho facilitaria... Moltes gràcies! (Helena Llauradó)
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