Las mismas personas que quieren que sus hij@s sean autónomos o independientes, como se insiste en llamarlo, son las que les manipulan de un lado para otro, sin preguntárles su opinión; les traen y les llevan, sin más. Acostumbra a pasar que quien manifiesta querer que su bebé duerma solit@, y sea por tanto independiente, no le permite ninguna independencia a la hora de comer y le mete una papilla casi a la fuerza.
El argumento de la autonomía ha sido dado a veces como explicación de porqué no se debía acostumbrar un bebé a estar en brazos, a dormir con sus padres, a mamar a demanda...
Muchísimas personas criadas a la manera del "para que no se acostumbren" somos las que hoy en día poblamos el mundo y, me pregunto: ¿Somos personas confiadas, autónomas y con motivaciones internas muy arraigadas, o más bien sufrimos de inseguridades y temores?
El apego seguro o lo que tal vez se entiende mejor: amor y afecto incondicional durante la crianza hace a seres más felices. La base: un afecto y un cuerpo a cuerpo casi total durante los primeros meses, sostén y confianza en nuestros bebés y su instinto; amor, amor y amor.
No se necesita estudios, simplemente ver a niños y niñas que son criados así. Ayer, domingo 15 de mayo, tuve la oportunidad de ver a un buen montón de niñ@s así en la fiesta de Moixaina en Valldoreix. Me encantaría tener una bola de cristal y ver cómo serán en el futuro, pero estoy bastante convencida que serán adultos sanos y felices, con una seguridad en sí mism@s y en las posibilidades que hay a nuestro alrededor.
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